24 de julio de 2008

Sapere Aude - Meme Passion Quilt

Hace ya varias semanas publiqué en este blog una imagen como respuesta al meme Passion Quilt con una nota que avisaba de que para entender la idea completamente era necesario resolver el crucigrama.


Pues, por fin, aquí va la solución. El gráfico ha sido generado a partir de un ejercicio de Hotpotatoes, así que si alguno está interesado en usar esta idea en sus clases no tiene nada más que pedírme el archivo correspondiente a eromanme@gmu.edu.

17 de julio de 2008

Meme: Lo que significa Corto y cambio

Respondo al meme que me envía Dreig desde El Caparazón consistente en explicar el título de nuestro blog.

En el caso de Corto y cambio me gustaría poder deciros que la inspiración se la debo al nombre de una famosa peluquería situada en un céntrico barrio de Madrid. Pero eso sería mentir.

La explicación es mucho menos almodovariana. Con este título quiero reflejar que para mí tan importante es hablar como saber callarme para escuchar las opiniones de los demás.

Paso este meme a Discentia, DigiZen y Segundo Orden.

Foto extraída de aquí.


15 de julio de 2008

Debes perder una mosca para pescar a una trucha

Ayer bromeaba sobre lo bien que algunos saben hacer una sabrosa caldereta con lo que pescan en la red y lo mucho que a mí me estaba costando tan sólo hilvanar algunas ideas que quería compartir en este espacio. Estaba dándole vueltas al artículo de Elvira Lindo “¡Juega una hora al día!” publicado en El País el pasado domingo, pensando en frases suyas como las siguientes:

“Ya no hay niños en las calles. En muchas ciudades españolas, tampoco. En parte, por la inseguridad, pero también hay que agradecerle este fracaso a arquitectos, políticos, urbanistas, etcétera, que llevan años olvidando que parte esencial de la formación del niño está en la calle”.

“Me atrevería a afirmar que el niño necesita algo más sencillo para entender el mundo: la voz humana del profesor; la necesidad de educar el sentido crítico, de expresarse, de buscar información en una biblioteca, de subrayar líneas de un libro, de escribir a mano, de leer en voz alta. Yo diría que, más que obsoleto, saber mirar a los ojos de un adulto que te instruye, en vez de a una pantalla, es algo revolucionario”.

…y discurriendo cómo enmarcarlas dentro de los nuevos esquemas de aprendizaje en red al hilo del famoso esquema de Downes traducido en el post de Potâchov de ayer. Pero nada.

Nada hasta que horas más tarde llegué a Injenuity a través de esos saltitos que caracterizan la mayoría de nuestros contactos con la web y descubrí el famoso decálogo de su autora, Jen Jones, y este maravilloso post que traduzco a continuación.

Agáchese, que molesta

Si usted no mantiene abierta su mente a nuevas experiencias, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted toma más de lo que da, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted utiliza su voz para desmontar metáforas de aprendizaje, destruir las ideas de los demás o hacer ataques personales, cualquiera que sea su grado de pasividad-agresividad, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si pasa mucho tiempo discutiendo los significados, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si sus alumnos no son dueños de sus creaciones, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si promueve conferencias y exige a los conferenciantes que tengan listos sus temas de presentación con más de tres meses de antelación, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si odia su trabajo, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted está acumulando conocimientos valiosos a la espera de la perfecta oportunidad para publicarlos, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si sólo consume y no produce, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si pone trabas al aprendizaje de los estudiantes al negarse a utilizar las herramientas proporcionadas por su institución, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si obedece la letra de la ley, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si no sabe reconocer que se equivoca, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si no puede empezar de cero, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si sus estudiantes no pueden decirle lo que han aprendido (utilizando para ellos sus medios de comunicación favoritos), usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted nunca pregunta a los estudiantes cómo quieren aprender, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted piensa que enseñar consiste en controlar, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si obtiene más placer al probar una nueva herramienta que al ver la chispa en la mirada de sus estudiantes, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si el número de lectores de su blog, seguidores de Twitter y amigos en Facebook tiene más significado para usted que el cuidado de las relaciones individuales, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si se dedica a despotricar y a desahogarse más que a animar y a inspirar, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si no sabe reírse de sí mismo, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si rellenar su currículum tiene prioridad sobre la búsqueda de un puesto en el que pueda brillar más, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si está en ello por el dinero o la fama, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted no puede dedicar cinco minutos al día para ayudar a alguien fuera de su institución, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted piensa que no es necesario conectar con otras personas, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted piensa que sólo hay una mejor manera de aprender, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted cree a alguien sólo por su reputación y no prueba las cosas usted mismo, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si se queja sin ofrecer soluciones o sin buscar consejo, usted es un estorbo para el aprendizaje. Si usted es un estorbo para el aprendizaje, por favor, apártese, algunos de nosotros queremos volver a nuestro trabajo.

Hoy ya he podido dormir más tranquila.

12 de julio de 2008

Si sales a navegar no te canse el preparar


Mi primera lectura tras unas breves vacaciones en las Islas Baleares –a eso se deben los elementos marineros de este post ha sido este debate (y este otro) sobre la impresión que causó la charla de Downes entre la audiencia del congreso Internet en el Aula y la que Downes se pudo llevar de dicho simposio y de sus asistentes.

Coincido con todos aquellos que alaban la figura de Downes por su genuino e indiscutible compromiso con el mundo de la educación (aunque algunos prefieran centrarse únicamente en los aspectos más folclóricos de su discurso edupunk tan sugerente, su atrezzo tan eduhippie y su cacharrería digital tan edupop). Asimismo, al igual que dice Diego, no creo que Downes se llevara ni una impresión buena ni mala de la audiencia simplemente por las preguntas que se le hicieron. Tampoco creo que Downes sea consciente de lo extrañas que sonaron en boca de la intérprete algunas de sus contestaciones (yo sigo sin haber podido escuchar el audio original) o de lo difícil que puede ser para muchos profesores y profesionales seguir sus consejos sobre cómo robarle tiempo al reloj.

Por eso aplaudo desde aquí que se debata y escriba lo que se piensa realmente de las afirmaciones tanto de Downes (ciertamente poco radicales en esta ocasión) como de cualquier otra persona de la talla de este educador. Como muchos han dicho, algunas de las ideas que presentó Downes no son nada innovadoras (lo que no quiere decir que no sean válidas). Otras pueden ser debatibles y otras, mejorables tras alguna reformulación que otra. Pero lo más importante, en mi opinión, es:

• Reflexionar sobre todas ellas.
• Ver qué aplicabilidad tienen en nuestros entornos inmediatos.
• Responder nosotros mismos a aquellas cuestiones que suscitaron cierta extrañeza en Downes, como eso de que en la sala donde pronunció su conferencia no hubiera más portátiles entre la audiencia.
• Reconocer sin vergüenza que nuestro nivel de “conectibilidad” es menor que en EE.UU. pero que aun así tenemos muchas ideas que aportar sobre cómo trabajamos y colaboramos en red enfrentándonos a las todavía inmensas limitaciones tecnológicas de nuestros países en general y de nuestros entornos de trabajo en particular.
• Seguir el diálogo, de forma que todas las voces se escuchen, no sólo las que están de acuerdo con la mayoría o con las modas de turno.

Estos son los motivos por los que de forma voluntaria y altruista me haya comprometido con el grupo Connectivitas. Sinceramente creo que la forma más adecuada de avanzar el conocimiento en este campo es la colaboración y el diálogo entre personas interesadas en mejorar la educación, en aprovechar al máximo la tecnología, en analizar la influencia que ésta tiene en la sociedad y en comprometerse para que estas ventajas puedan ser disfrutadas por todos los sectores de la población.

1 de julio de 2008

¿La realidad es lo que es, lo que vemos o lo que verificamos?

Acabo de escuchar la charla que Downes dio en Madrid dentro del marco del congreso Internet en el Aula. Dado que en muchos otros blogs ya se ha resumido y alabado, con razón, el contenido de su discurso, me resulta más interesante dedicar el artículo de hoy a explicar una de las ideas de Downes que más me ha hecho pensar: la distinción entre la verdad y la ficción (uso las palabras de la intérprete a la espera de algún alma caritativa me indique cómo puedo acceder al audio en inglés de la charla).

Para Downes es una prioridad que nuestros alumnos y nosotros como docentes aprendamos a distinguir la verdad de la ficción. Consciente de la existencia de mucha información de dudosa fiabilidad y de la dificultad para encontrar las mejores fuentes entre la inmensidad de recursos de la Web, Downes plantea como solución el establecimiento de redes y la colaboración entre sus miembros. Me parece una opción viable para personas que, como él o como yo, disponemos del tiempo (o nos las arreglamos para conseguirlo durante una tediosa reunión o a costa de las horas de descanso), recursos, conexiones y conocimientos necesarios para mantener estas redes y usarlas para cotejar los contenidos que nos parecen cuestionables.

Claro que en muchas ocasiones la información no nos parece cuestionable, bien por la fuente de la que procede —en la que confiamos debido a nuestra experiencia pasada o por lo que dicen los demás— bien porque concuerda con nuestra visión del mundo y, por lo tanto no perdemos el tiempo en verificarla. Es entonces cuando cualquiera puede meter la pata.

En realidad, a mí no me importa mucho que nos cuelen a los intelectuales algunos goles de vez en cuando (perdón por el símil futbolero, que seguro que ya cansa por algunas latitudes). Si sucede, hay que ser humilde, admitir que nadie es infalible y corregir los errores en cuanto se es consciente de ellos. De lo contrario, y sobre todo en nuestra querida web social, se corre el peligro de contribuir a que una información que no es cierta se convierta en poco tiempo en la verdad más creída o la noticia más votada simplemente porque ha sido reutilizada por personas que gozan de cierto prestigio entre su comunidad de lectores o espectadores. No hay que olvidar que las personas que no tienen tiempo para cotejar contenidos, ni para mantener contactos con sus amigos dispersos por todo el mundo con la frecuencia que desearían, suelen confiar en ciertas fuentes porque suponen que hay rigor científico y honestidad detrás de las opiniones o datos que éstas distribuyen.

Admito que hay cuestiones que no son ni verdad ni mentira, sobre las que cada uno es muy libre de tener su propia opinión y defenderla. Pero todos los días me encuentro con muchos, demasiados, ejemplos de informaciones, supuestamente objetivas, a medias, de datos incorrectos, de plagios que claman al cielo ante los que nadie se atreve a decir nada. Como si se pensara: “yo y mi red de amigos nos dimos cuenta de que esa fuente no es válida pero no vamos a hacer nada para que las otras redes se enteren de ello”. O quizá sea por la falta de tiempo. O por un estado de decepción tras no haber sido escuchado. O por la impotencia lógica ante la credibilidad de ciertas plumas y medios que, en el fondo, no la merecen tanto.

Me gustaría ser tan optimista como Downes en cuanto al poder de las redes para distinguir el grano de la paja pero, por ahora, sigo pasando demasiadas horas al día verificando datos, completando informaciones a medias, escribiendo comentarios… Por si fuera poco, la información original muchas veces desaparece y lo que queda son las interpretaciones, las discusiones, las traducciones que el original generó.

Pero quizá esto último no importe tanto. Al fin y al cabo, no se trata de algo exclusivo de esta época. Como tampoco lo es que nos empeñemos en aprender y enseñar a cuestionar la información, a leer, a ser creativos y a pensar.

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Dedicado a Irene y a Nieves, miembros fundadores de una de mis primeras redes sociales, quienes sin duda sonreirán cuando lean cuánto uso la palabra cotejar en este artículo, y a Abel y a Pedro, también miembros fundadores, pero de otra red distinta, por hacerme partícipe de sus ideas sobre lo que es la realidad para ellos.