27 de agosto de 2012

Sólo se gana lo que se da

En cuestiones de cultura y de saber,
sólo se pierde lo que se guarda;
sólo se gana lo que se da
.
Antonio Machado

Hace unos días me invitaron a dar una charla en la Orientación para nuevos profesores de mi departamento en George Mason University. Como impartimos muchas lenguas y las necesidades de cada programa son diferentes, decidí dejar a un lado los temas habituales de la didáctica de lenguas extranjeras y explicar mi perspectiva personal sobre mi labor como profesora universitaria y cómo el uso de los medios sociales me ayuda a trabajar de una forma diferente y, en muchas ocasiones, más eficaz. La presentación que publiqué en este blog hace unos días refleja hasta cierto punto lo que conté durante la charla pero lo que no se incluye expresamente en ella es una de las ideas fundamentales que me sirvieron de inspiración para escribirla y a la que llevo dando vueltas desde hace tiempo: la elaboración de un código ético del profesor universitario.

En Estados Unidos, los profesores universitarios con plaza fija (o en camino de conseguirla) debemos rendir de forma satisfactoria en tres campos: la investigación, el ejercicio docente y el servicio profesional, tanto dentro como fuera de la universidad. A principio de curso presentamos un informe con las actividades que hemos llevado a cabo durante el año académico anterior. Este sirve de base para los aumentos salariales… cuando hay fondos para realizarlos, claro está. A la hora de elaborar dicho informe resulta muy útil preguntarse lo que significa ser un profesor universitario en el siglo XXI y cómo se puede identificar a aquellos que realizan un buen trabajo. Sin pensar demasiado, enseguida nos vienen una serie de adjetivos a la cabeza que nos pueden ayudar a describir a un buen docente universitario:
    Como profesores debemos ser eficaces, justos, comprensivos, inspiradores, críticos, respetuosos, amables, honestos, responsables, conocedores, puntuales, provocadores, accesibles, comprensibles, lógicos, innovadores, transigentes, flexibles, motivadores…

    Como investigadores debemos ser serios, rigurosos, certeros, profundos, éticos, modestos, diligentes, ingeniosos, objetivos, interactivos, fidedignos, claros, abiertos de miras, creativos, disciplinados (¡y transgresores!)…

    Como profesionales que brindamos nuestros servicios dentro y fuera de la universidad tenemos que ser trabajadores, educados, considerados, generosos, íntegros, desinteresados, cooperativos, participativos…
A partir de esos adjetivos y con la ayuda de un documento de F. P. Brooks que encontré en la web gracias a @jeffoffutt, no puede resultar complicado esbozar un código de comportamiento del profesor universitario. El que presento a continuación es sólo un borrador, el cual me gustaría ir ampliando con las ideas que me den alumnos, lectores y compañeros.

Como profesor:
  • Trata a tus alumnos con amabilidad, respeto y objetividad. 
  • Proporciona a tus alumnos la información y recursos necesarios para que puedan aprender por sí mismos. 
  • No impongas tu manera de ver las cosas. Si acaso fuera la mejor, los estudiantes serán capaces de darse cuenta por sí mismos. 
  • Acepta la variedad de opiniones, acentos, historias personales y necesidades de tus alumnos. Tómate el tiempo necesario para conocerlas. 
  • Aprende de tus alumnos. No son una tabula rasa
  • Evalúa con justicia y de acuerdo a un baremo comprensible y adecuado a las metas de tu curso. 
  • Sé una fuente de inspiración para tus alumnos. Motívalos a dar lo mejor de sí mismos. 
  • Revisa tus estrategias pedagógicas con regularidad y sé honesto contigo mismo cuando algo no haya funcionado como pensabas. 
  • No te olvides de poner una gotita de humor en tus apuntes. Las clases te saldrán mejor. 

Como investigador: 
  • Investiga con rigor y diligencia. 
  • Sé objetivo pero sin olvidarte de la importancia de la creatividad. 
  • Reporta con honestidad los resultados de tus investigaciones. 
  • No plagies ni olvides dar crédito a aquellos que han hecho posible tu trabajo. 
  • Intenta que la mayor cantidad de gente posible se pueda beneficiar de los resultados de tus investigaciones. 
  • Encuentra formas para que tu audiencia pueda hacerte llegar su feedback y tómate el tiempo necesario para leerlo. 
  • Revisa tu trabajo y tus teorías. Siempre pueden mejorar.

Como profesional: 
  • Escucha antes de hablar.
  • Sé considerado con tus compañeros de trabajo. Lo que no hagas tú, lo tendrán que hacer ellos. 
  • Aporta lo máximo posible a los comités de los que formes parte. Colabora y haz el trabajo lo mejor que puedas. 
  • Acepta tu responsabilidad cuando hagas algo mal. Todos nos equivocamos muchas veces. 
  • Sonríe. El tiempo cunde más con una sonrisa en tus labios. 

Obviamente, no pretendo imponer este código a nadie pero si en la universidad queremos crear un entorno de aprendizaje y de trabajo del que nuestros alumnos, compañeros y nosotros mismos podamos estar orgullosos, aplicar la lista anterior es, sin duda, una buena manera de empezar a construirlo.

26 de agosto de 2012

La patria de un escritor es su lengua

Una cita de Francisco Ayala sirve de título a la primera entrada del blog que mis alumnos del Máster y yo vamos a escribir durante este semestre en el curso de Estiística avanzada del español.

Su nombre: La voz de mi historia.


Además de este blog, contaremos con un wiki para recopilar los trabajos de todo el curso y compartir la información relativa al arte de escribir. Así, no vamos a tener tiempo para aburrirnos pero sí muchos escenarios para practicar lo aprendido.


21 de agosto de 2012

¿Estamos mejor sin tecnología?

La respuesta, mañana. Por ahora esta foto para hacerles pensar un poco.
Foto: E. del S. R. 
Agosto 2012. 
Lancaster County, PA.