16 de febrero de 2013

Mi visión de la visión

Mi universidad, George Mason University, está atravesando por un interesantísimo proceso de reformulación de sus objetivos institucionales en el que está teniendo en cuenta todos los factores intrínsecos y extrínsecos que afectan su papel en la sociedad actual. Nuestro presidente, Ángel Cabrera, ha sido el encargado de poner en funcionamiento este proceso como parte del mandato que recibió de la Mancomunidad de Virginia al ser elegido para el cargo. El primer objetivo: elaborar la Mason Vision, un documento en el que se especifican la misión, la idea de nuestra universidad, los valores, el lema, las características de los graduados de Mason y nuestros compromisos, así como una serie de iniciativas estratégicas que se podrían implementar en el futuro. Este documento resume las aportaciones de los informes de ocho grupos formados por diversos representantes de la universidad y de la comunidad de Virginia del Norte en los que se ha recogido también el feedback de todo aquel que quiso participar en los foros abiertos y tablones digitales que se organizaron al efecto.

Ahora, y durante las siguientes semanas, la comunidad universitaria de Mason va a tener la oportunidad de opinar sobre dicho documento y averiguar más detalles sobre los pasos que se tendrán que tomar una vez que la Mason Vision sea aprobada por las autoridades de Virginia. Es de suponer que cada departamento o cada unidad universitaria tendrá que comprometerse de alguna forma con la consecución de estos planes institucionales y aportar su granito de arena para que entre todos podamos hacer que Mason sea realmente “una universidad para el mundo”.

En el caso de mi departamento, Modern and Classical Languages, no resulta difícil ver que podemos y debemos desempeñar un papel fundamental en una universidad caracterizada por su diversidad y en cuya visión institucional se considera fundamental el compromiso con el aprendizaje innovador, el desarrollo de la institución como motor económico y cultural, la implicación con el mundo, la realización de una buena inversión, la creación de un entorno de trabajo enriquecedor y el establecimiento de un buen fundamento para el futuro.

Mi departamento ha participado en numerosos proyectos de innovación en el aprendizaje, como el desarrollo de programas de servicio a la comunidad implementando la pedagogía crítica; el empoderamiento de minorías, sobre todo los estudiantes latinos, a través de la creación de cursos e iniciativas extracurriculares que explícitamente responden a sus necesidades específicas y aprovechan todo su potencial multicultural; la creación de cursos completamente online de español; la programación de iniciativas de inmersión parcial en el campus y la comunidad; el establecimiento de mentorías reversibles con estudiantes graduados o la participación en el programa 4-VA con otras universidades de Virginia, por mencionar algunos.

En cuanto al papel de mi departamento como impulsor del motor económico y cultural, es importante resaltar que además de nuestra colaboración con organismos internacionales, embajadas y otras instituciones de la zona, estamos capacitados para responder al potencial que supone la existencia de una gran cantidad de sectores económicos, con proyección tanto local como nacional, que requieren que sus empleados puedan comunicarse en más de una lengua, así como otros ámbitos directamente implicados en el desarrollo de servicios para comunidades bilingües que permitan su avance en la sociedad y la desaparición de desigualdades. Por supuesto, no hay que olvidar las necesidades de todas aquellas empresas que cada vez están más interesadas en vender sus productos y servicios a una comunidad que, aunque entiende bien el inglés, siente mayor atracción por las compañías que hacen un esfuerzo por entender la lengua y cultura de sus ancestros. Esta comunidad, por cierto, también es cada vez más proclive a donar a instituciones académicas que entienden su idiosincrasia. Necesitamos seguir formando a titulados que sepan trabajar en estos entornos, por lo que establecer titulaciones conjuntas con otras unidades de Mason se perfila como uno de los caminos para responder a esta creciente demanda de profesionales y emprendedores bilingües y biculturales, así como el desarrollo de programas acelereados de maestría y de certificados de capacitación profesional adaptados a las demandas del mercado laboral.

Con respecto a las relaciones de nuestro departamento con el mundo, pienso que, junto a Global Affairs, somos la unidad académica con mayor número de conexiones en el extranjero. Creo que tampoco me equivoco si afirmo que somos el más diverso y, sobre todo, somos el departamento más multilingüe y multicultural de toda la universidad. Pero mucho mejor que todo esto es que nuestros estudiantes son también los más diversos y globales de Mason, con lo cual no sólo estamos acostumbrados el reto de la interculturalidad sino que nos nutrimos de ella, y por ello la celebramos y la promovemos constantemente en nuestras clases y programas. La multiculturalidad, la identidad y el multilingüismo son también la base de muchos de nuestros proyectos de investigación departamentales.

En este contexto, estamos plenamente comprometidos a ayudar a nuestros alumnos a alcanzar los mejores niveles de rendimiento y, por ello, intentamos proporcionarles siempre la guía y el apoyo que necesitan para alcanzar sus sueños. Precisamente uno de los sueños de muchos de nuestros alumnos es conseguir que los estudiantes no nacidos en Estados Unidos que cualifiquen para el Deferred Action y sean residentes de Virginia paguen las mismas tasas universitarias que el resto de alumnos del estado. Es más, la muy posiblemente pronta aprobación de la reforma inmigratoria propuesta por Obama (otro de los sueños de gran parte de la comunidad de GMU) va a repercutir en el número de alumnos que van a acceder a la enseñanza superior. Nuestro departamento tiene que estar preparado para desempeñar un papel fundamental a la hora de atraer a esos estudiantes a Mason, por ejemplo, mediante una buena articulación con las escuelas secundarias y los community colleges, y una cooperación más estrecha con la Facultad de Educación y Desarrollo Humano.

Podría seguir muchos párrafos más describiendo otros planes específicos en los que nos gustaría participar pero creo que con lo anterior queda patente el entusiasmo con el que acojo las oportunidades que este proceso va a brindar a los programas de español, a mi departamento y, por supuesto, a toda la universidad.




8 de febrero de 2013