Erick Schonfeld, de TechCrunch nos pone un ejemplo del caos que puede ocasionar querer seguirle la pista a demasiada gente en Internet o mantenerse al día de todas las actualizaciones de nuestras fuentes favoritas.
Como suele suceder con la mayoría de los artículos de TechCrunch --blog leído diariamente por miles de tecnoadictos--, la entrada de hoy de Schonfeld es más interesante por los comentarios que ha generado que por el texto en sí. Los hay de todo tipo: los que se solidarizan con el autor, abrumados también por la cantidad de información que les llega a sus ordenadores; los que aprovechan para criticar a Schonfeld y hacer ver que saben mucho más que él; los que minimalizan el problema ya que se trata de algo que afecta a un porcentaje muy reducido de la humanidad; y los que no pierden la ocasión para hacer publicidad del libro de su "amiguete" o la aplicación de turno de la empresa para la que están haciendo alguna consultoría.
En fin, que independientemente de cuál sea nuestra actitud ante los problemas de la gente que sigue a miles de personas en Twitter (el artículo pone el ejemplo de las 21.000 personas que sigue Robert Scoble en Twitter), está claro que todos nos enfrentamos en mayor o menor medida a las consecuencias de la generación, distribución y consumición de ciberbasura.
¿Ver menos y saber más?
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