18 de enero de 2009

Los menores e Internet

El Berkman Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard acaba de publicar el informe final del Internet Safety Technical Task Force, un grupo formado por 29 empresas líderes en Internet, organizaciones no gubernamentales, representantes del mundo académico y empresas tecnológicas que durante un año han colaborado para realizar un estudio sobre qué herramientas y tecnologías pueden permitir crear un medio más seguro para los jóvenes en Internet.

El informe, de 278 páginas, contiene:
  • un análisis de los estudios realizados hasta la fecha en los Estados Unidos sobre los riesgos a los que se enfrentan los menores en Internet;
  • una serie de recomendaciones generales;
  • un análisis de los datos preparados para este estudio por 38 empresas dedicadas al desarrollo e implementación de tecnologías para la seguridad de menores en Internet;
  • un informe sobre los datos preparados para este estudio por diversas redes sociales sobre sus propias medidas respecto a la seguridad de menores.
El estudio es francamente interesante, y aunque las conclusiones del análisis de la bibliografía y las recomendaciones generales, que traduzco a continuación, no vayan a sorprender a muchos, no cabe duda de que se trata de un informe de referencia para todos aquellos interesados en estos temas.

Conclusiones del análisis de la bibliografía:
  • Los actos de depredación sexual hacia menores por parte de adultos, tanto online como offline, siguen siendo motivo de preocupación. Toda forma de depredación sexual, incluidas las relaciones sexuales con menores, es un crimen detestable. Gran parte de los datos sobre los casos de explotación de niños en Internet investigados por la policía son anteriores al boom de las redes sociales. El presente estudio averiguó que, por lo general, los casos tienen que ver con jóvenes post-púberes que eran conscientes de que se iban a reunir con un varón adulto para realizar algún tipo de actividad sexual. El Grupo de Trabajo afirma que es necesario investigar más sobre las actividades de los delincuentes sexuales en las redes sociales y otros entornos online, y anima a los agentes del orden público para que colaboren con los investigadores proporcionándoles más datos a fin de conseguir esta meta. Los jóvenes reportan abusos de menores hacia menores cada vez con mayor frecuencia, pero estos incidentes tampoco están estudiados lo suficiente, y no suelen ser parte de la mayoría de las conversaciones sobre seguridad en línea.
  • La intimidación y el acoso, la mayoría de las veces por sus pares, son las amenazas más frecuentes a las que tienen que enfrentarse los menores, tanto online como offline.
  • Internet permite que los contenidos dañinos, problemáticos e ilegales sean más accesibles, pero este hecho no siempre supone el aumento de la exposición de los menores a estos contenidos. La exposición no deseada a la pornografía se produce en el entorno online pero los que más probabilidades tienen de estar expuestos son aquellos que la buscan explícitamente, como los varones menores de edad más cercanos a la mayoría de edad. La mayoría de las investigaciones se centra en la pornografía de adultos y el contenido violento, pero también son preocupantes otros tipos de contenido, como la pornografía infantil y los contenidos violentos, pornográficos y problemáticos que generan los propios jóvenes.
  • El perfil de riesgo para la utilización de diferentes géneros de los medios sociales depende del tipo de riesgo, los usos más frecuentes por parte de los menores, y el perfil psicosociológico de los menores que los utilizan. Los sitios sociales no son el lugar más común para solicitar contenidos problemáticos y ser expuesto de forma involuntaria a ellos pero se utilizan con frecuencia para el acoso entre compañeros o pares, probablemente porque es un medio ampliamente adoptado por los menores y porque se usan principalmente para reforzar las relaciones sociales preexistentes.
  • No todos los menores están expuestos al mismo tipo de riesgo online. Los que están en mayor peligro a menudo participan en comportamientos imprudentes y tienen dificultades en otras facetas de su vida. El perfil psicosocial y la dinámica familiar en torno a los menores en particular predicen mejor el riesgo que el uso en sí de medios o tecnologías específicas.
  • Aunque se sabe mucho sobre estas cuestiones, muchas áreas siguen requiriendo más investigación. Por ejemplo, poco se sabe sobre la interacción entre los riesgos y el papel que los menores desempeñan en el desarrollo de las condiciones de inseguridad.
Las recomendaciones del estudio:
  • Los miembros de la comunidad de Internet deberían seguir trabajando con los expertos en seguridad infantil, los especialistas en tecnología, los promotores de políticas públicas, los servicios sociales y los agentes del orden público para desarrollar e incorporar una gama de tecnologías como parte de su estrategia para proteger a los menores de los peligros online; fijar normas para el uso de tecnologías y el intercambio de datos; identificar y promover las mejores prácticas en la aplicación de tecnologías a medida que van surgiendo y a medida que los problemas de seguridad online evolucionan; y poner en práctica recursos para medir su eficacia. Se debería prestar cuidadosa consideración a lo que los datos ponen de manifiesto acerca de los riesgos reales de los menores y cómo hacer frente a ellos de la mejor manera posible, a los derechos constitucionales y a los temas relativos a la intimidad y la seguridad.
  • Para complementar el uso de la tecnología, se debería asignar más recursos a las escuelas, bibliotecas y otras organizaciones comunitarias para que adopten medidas para enfrentarse a estos riesgos y para que haya más formación sobre temas de seguridad online; a los agentes del orden público para programas de formación y desarrollo de herramientas tecnológicas, y para mejorar la política comunitaria sobre la seguridad de los jóvenes online; y a los servicios sociales y profesionales de la salud mental que trabajan con menores y sus familias, a fin de que puedan obtener más experiencia en los espacios online y trabajar con los agentes del orden público y la comunidad de Internet para desarrollar un enfoque unificado para la identificación de los jóvenes en riesgo e intervenir antes de que el comportamiento de riesgo se convierta en peligro. También se debería destinar más recursos a los estudios que se están realizando sobre la naturaleza exacta de los riesgos a los que se enfrentan los menores online, y cómo estos riesgos cambian con el tiempo y son (o no son) mitigados por estas intervenciones. Para permitir estudios más sistemáticos y exhaustivos, los agentes del orden público deberían trabajar con los investigadores para ayudarles a conseguir datos sobre cómo usan las tecnologías online los delincuentes sexuales que han sido identificados como tales, y las empresas de tecnología deberían proporcionar a los investigadores datos anónimos para el estudio de sus prácticas.
  • Los padres y cuidadores deberían formarse a sí mismos acerca de Internet y las formas en que sus hijos la utilizan, así como sobre la tecnología en general; explorar y evaluar la eficacia de las herramientas tecnológicas disponibles para sus hijos en particular y su contexto familiar, y adoptar las herramientas que puedan ser apropiadas; participar y estar al tanto del uso de Internet que hacen sus hijos, ser conscientes de los riesgos comunes a los que los jóvenes se enfrentan para poder así ayudar a sus hijos a comprender las tecnologías y navegar por ellas; estar atentos a los menores en situación de riesgo en su comunidad y en el grupo de compañeros de sus hijos, y reconocer cuándo necesitan buscar la ayuda de otros.

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