11 de septiembre de 2010

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Esto es lo que muchos piensan, sin tener en cuenta quizá que nuestra memoria es selectiva y que en una gran cantidad de ocasiones solo recordamos las cosas como nos parece que sucedieron. No voy a hablar aquí de las complejidades de la mente humana, claro, ni siquiera de por qué el olvido es considerado por algunos como algo necesario para la superviviencia y por otros como una debilidad del ser humano que se puede y debería contrarrestar con el uso de la tecnología, como es el caso de Gordon Bell, cuyo archivo digital personal atrajo la atención de la prensa hace unos años.

Es más que evidente que yo no tengo la capacidad documentalista ni el afán de archivación que posee el señor Bell. Quizá si tuviera una SenseCam como la que él describe me resultaría más sencillo el recuerdo. O si dispusiera de tiempo para seguir todas las recomendaciones de este fabuloso programa de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos DigitalPreservation.org. Pero no lo tengo, por lo menos por ahora. Así que me debo conformar con documentar aquí algunas de las cosas que me suceden o, si esto me resulta imposible, dedicarles al menos un par de tuits para poder recuperarlas en el futuro.


Hoy, sin ir más lejos, le toca al turno a la charla que di en junio en las I Jornadas internacionales sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza del español como lengua extranjera.
Los materiales de todos los ponentes se encuentra disponibles en el sitio de RedEle. A los míos, creo que les corresponde también un lugar en mi propio archivo digital online.

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