El IV Congreso de la CiberSociedad llega a su última semana, y hasta ahora no había tenido oportunidad de leer y participar en los interesantísimos debates que están teniendo lugar. Hoy, por fin, he podido enviar una breve contribución con ideas sacadas de algunos tuits que hice hace unos días durante EBE09 sobre el carácter "perecedero" de la sabiduría digital.
Aquí va mi aportación:
Ciertamente, la terminología que puso de moda Prensky hace unos años, y que tanto juego nos ha dado desde entonces, está ya algo desfasada. Esto no sólo se refleja en la revisión que Prensky hizo hace unos meses, sino también en los nuevos intentos de acuñar términos que reflejen con mayor exactitud lo que todos sabemos: ni todos los jóvenes son nativos digitales ni todos los mayores se sienten inmigrantes dentro la revolución digital.
Por mencionar un ejemplo, encontramos uno de estos intentos en TALL blog. Allí se habla de “residentes” versus “visitantes”: los primeros viven en el mundo online; los segundos, simplemente lo visitan para realizar ciertas tareas muy concretas. Como bien se explica, no se trata de una división bipolar, sino de un continuo en el que ni el sexo ni la edad desempeñan un rol fundamental. Además, nos sirve para entender por qué nuestros alumnos, tan familiarizados con el teléfono móvil o la presencia de los ordenadores en todos los ámbitos de la sociedad, no aceptan de la misma forma el uso de la tecnología digital como herramienta para el aprendizaje ni parecen apreciar nuestros esfuerzos cuando creamos en el aula y fuera del aula nuevos entornos de aprendizaje basados en la potencialidad pedagógica del mundo online.
Yo añadiría a lo dicho en TALL blog que, además, esa terminología nos permite explicar un fenómeno normal en la integración de la tecnología en la sociedad (y, en consecuencia, en la enseñanza): la “residencia” no es una característica innata y se puede perder si no se desarrolla. Un ejemplo: los padres de la generación del vídeo se maravillaban con lo que podían hacer sus hijos con esos cacharros que a ellos se les antojaban complicadísimos. En la actualidad, muchos de esos integrantes de la generación del vídeo están muy lejos de ser residentes digitales. De la misma forma, sentirse cómodo con la web de hoy en día no es garantía de que vayamos a sentir ese mismo grado de comodidad con lo que nos venga dentro de diez, veinte o treinta años, por no decir más. Para ser “residente” se debe mantener un grado constante de curiosidad hacia lo nuevo y dedicar bastantes horas a familiarizarse con lo que inventen o se ponga de moda en el futuro.
Por todo esto, no es extraño que gran parte de la población mundial tenga estatus de visitante en lo que respecta a las tecnologías más recientes. Es más, la mayoría ni siquiera ha sido invitada a participar.
Pero eso es tema de otro debate.
3 comentarios:
I enjoyed reading this nuanced account of digital natives versus digital immigrants. I find a very big "brecha" between my uses of web 2.0 technologies and my students' seemingly narrow use of cell phones and g-mail.
Ann Abbott
Muy interesante esta cuestión. Ese punto de curiosodad constante creo que es la clave de todo el proceso. Al igual que cualquier otro aspecto educativo, la formación constante es la que mantiene la mente abierta independientemente de la edad que se tenga.
Un buen foro de debate donde podríamos contar con opiniones diversas, me decanto por la tuya. Creo que efectivamente ser o no nativo, residente o inmigrante digital, depende únicamente del interés que despierte el tema en la persona, independiente de su edad o condición. Sin embargo, opino que en todo ello influye mucho el entorno, la presencia natural del computador y su adecuado uso, se puede adquirir la cualidad pero si no se cultiva se pierde.
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