31 de diciembre de 2009

#feliz2010

Se acaba un año y empieza otro. La misma canción de todos los 31 de diciembre. No hay tiempo para hacer un recuento de lo bueno y lo malo sucedido durante los últimos doce meses. Tampoco parece necesario hacerlo, ya que la mayor parte de estos eventos han quedado reflejados aquí o en Twitter o en cualquiera de los otros foros en los que escribo.

Pero eso sí: ¡Feliz año a todos mis lectores! Espero que os pueda ir conociendo a todos mejor a lo largo de los próximos meses!

15 de diciembre de 2009

La tarea del 27: aprecio y defensa del lenguaje

Ayer nos recordaba @tonisolano que hoy se celebra el aniversario del acto de homenaje que una serie de intelectuales rindieron a Luis de Góngora en 1927 con motivo del tercer centenario de su muerte. Para conmemorar dicha fecha nos proponía que publicáramos en nuestros blogs un poema de algún miembro de la Generación del 27. Yo no he conseguido decidirme por ningún poema, pero os traigo esta interesante reflexión de Pedro Salinas.

Nuestro lenguaje hablado nos sirve para vivir con nuestros contemporáneos, con las personas que andan alrededor de nosotros, para entenderlos, para quererlos. Mucho es. Ningún tiempo es más precioso, inevitablemente, que el único relativamente nuestro, el de nuestra vida. Pero nuestra vida, está limitada a un breve término. Una generación no pasa de ser un sumando en la constante operación secular de añadir días a días, vidas a muertes, hombre a hombres. El hombre medio, vulgar, moderno, un tanto infatuado, engreído por sus crecientes poderes sobre la materia, se ha hecho demasiado presentista. Quiero decir que se niega a reconocerse fuera de él, de su limitada individualidad, fuera de su tiempo; para él la vida es su vida. El cinismo del gran rey francés «Después de mí, el diluvio», aún le está estrecho; si no dice, parece que siente, la frase melliza a la anterior: «Antes de mí, el diluvio». Sólo la intensificación de la conciencia histórica puede devolver al hombre de hoy su sentido y su orgullo de ser transitorio. Tránsito, el hombre, biológicamente, entre el padre que le dio vida y el hijo a quien él se la da. Históricamente, el ser individual, en su grupo, en su generación, una onda, empujada por miles de ondas que vinieron antes, y que a su vez impulsa a las que le van a seguir, todos en el caudal común de lo humano. De esa calidad de transitorio, puede y debe sacar el hombre su dignidad, la seña de su grandeza; la eterna compañía que le hacen desde ayer sus antepasados y la que le preparan en el mañana sus descendientes. El deber vital más noble es asegurar esa transmisión. Y el lenguaje es el mejor instrumento.

Salinas, Pedro. Aprecio y defensa del lenguaje. Universidad de Puerto Rico, 1944