25 de noviembre de 2009

Contra la crisis digital

La lectura de una ponencia sobre habilidades digitales de Paola Roldán presentada en el IV Congreso de la CiberSociedad, me ha hecho recordar un mensaje que recibí hace unas semanas de Jonathan Harris. En él me anunciaba la publicación de World Building in a Crazy World, una narrativa digital de lo más sugerente.

De ella, la parte que quiero resaltar hoy es la dedicada a Nuestra Crisis Digital, que comienza así:

Internet está causando una homogeinización en masa de la identidad humana, haciendo que todos seamos cada vez más similares. Usamos las mismas herramientas y redes sociales, rellenando las mismas plantillas, diseñadas por las empresas para maximizar el número de visitas a las páginas y los beneficios (con algunas excepciones dignas de mención, como Craigslist).

La mayoría de las experiencias online están hechas, como la comida rápida, para que sean baratas y fáciles, y que creen adicción: con la idea de que atraigan nuestro apetito por estar conectados pero sin que en la mayor parte de los casos nos proporcionen los nutrientes necesarios.


El texto sigue explicando hasta qué punto estos nuevos servicios pueden llegar a trivializar la comunicación humana. Sin embargo, lejos de denostarlos o menospreciarlos, Harris aboga por la concienciación del usuario hacia ese peligro y por su implicación en la creación de una Web más humana:

“Lo queramos o no, nuestro mundo futuro va a ser en gran medida digital. En lugar de huir a la selva, debemos encontrar la humanidad en la máquina y aprender a quererla. Si decidimos que la humanidad no existe ahí en la forma en la que nos gustaría encontrarla, entonces DEBEMOS CREARLA.” (el subrayado es mío)


No dejen de leer el resto de World Building in a Crazy World. Realmente merece la pena.

24 de noviembre de 2009

El carácter perecedero de la sabiduría digital

El IV Congreso de la CiberSociedad llega a su última semana, y hasta ahora no había tenido oportunidad de leer y participar en los interesantísimos debates que están teniendo lugar. Hoy, por fin, he podido enviar una breve contribución con ideas sacadas de algunos tuits que hice hace unos días durante EBE09 sobre el carácter "perecedero" de la sabiduría digital.

Aquí va mi aportación:

Ciertamente, la terminología que puso de moda Prensky hace unos años, y que tanto juego nos ha dado desde entonces, está ya algo desfasada. Esto no sólo se refleja en la revisión que Prensky hizo hace unos meses, sino también en los nuevos intentos de acuñar términos que reflejen con mayor exactitud lo que todos sabemos: ni todos los jóvenes son nativos digitales ni todos los mayores se sienten inmigrantes dentro la revolución digital.

Por mencionar un ejemplo, encontramos uno de estos intentos en TALL blog. Allí se habla de “residentes” versus “visitantes”: los primeros viven en el mundo online; los segundos, simplemente lo visitan para realizar ciertas tareas muy concretas. Como bien se explica, no se trata de una división bipolar, sino de un continuo en el que ni el sexo ni la edad desempeñan un rol fundamental. Además, nos sirve para entender por qué nuestros alumnos, tan familiarizados con el teléfono móvil o la presencia de los ordenadores en todos los ámbitos de la sociedad, no aceptan de la misma forma el uso de la tecnología digital como herramienta para el aprendizaje ni parecen apreciar nuestros esfuerzos cuando creamos en el aula y fuera del aula nuevos entornos de aprendizaje basados en la potencialidad pedagógica del mundo online.

Yo añadiría a lo dicho en TALL blog que, además, esa terminología nos permite explicar un fenómeno normal en la integración de la tecnología en la sociedad (y, en consecuencia, en la enseñanza): la “residencia” no es una característica innata y se puede perder si no se desarrolla. Un ejemplo: los padres de la generación del vídeo se maravillaban con lo que podían hacer sus hijos con esos cacharros que a ellos se les antojaban complicadísimos. En la actualidad, muchos de esos integrantes de la generación del vídeo están muy lejos de ser residentes digitales. De la misma forma, sentirse cómodo con la web de hoy en día no es garantía de que vayamos a sentir ese mismo grado de comodidad con lo que nos venga dentro de diez, veinte o treinta años, por no decir más. Para ser “residente” se debe mantener un grado constante de curiosidad hacia lo nuevo y dedicar bastantes horas a familiarizarse con lo que inventen o se ponga de moda en el futuro.

Por todo esto, no es extraño que gran parte de la población mundial tenga estatus de visitante en lo que respecta a las tecnologías más recientes. Es más, la mayoría ni siquiera ha sido invitada a participar.

Pero eso es tema de otro debate.